Escribo poemas
parado en el bondi
porque la inspiración
me agarra de imprevisto
y se escapa rápido
en una persecución perfecta
Escribo poemas trotando
porque la quietud del escritorio
me seca las palabras
las despoja de significado,
las convierte en artificio
En el tren
escribo poemas
porque casi siempre
amo lo que leo
porque casi siempre
amo lo que leo
y me apuro
por escribir algo
cayendo en el plagio
del reensamble de ideas
como artista de desarmadero
Escribo poemas
en las filas del supermercado
porque es la excusa perfecta
para culpar al tiempo
de los fracasos escritos
Escribo poemas
en las salas de espera
porque divago y pienso
en el concepto
de un poema perfecto
que se aleja
cada vez que la pluma
estampa su tinta
en la crudeza
de la hoja vacía.
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