19 de marzo
Hay un pelado en Crónica
que grita cada quince segundos
que estamos en guerra.
El chabón se indigna solo
nos exige
que tomemos conciencia
el enemigo es invisible
, dice,
y deja un teléfono para que hagamos denuncias.
Por un segundo me imagino
una dictadura comandada
por una legión de viejas chismosas
y encargados de edificios.
Cambio de canal
la periodista de espectáculos
anuncia una entrevista exclusiva con Los Pericos
que decidieron pasar la cuarentena juntos.
En medio de Pupilas Lejanas
el productor corta la comunicación,
una placa de alerta
aparece brillante en la pantalla
y adelanta la cuarentena obligatoria.
20 de marzo
Te juro que quiero apagar la tele
pero no puedo.
Necesito que ese contador de infectados
suba o baje
pero que se modifique
cuando me doy cuenta
que estoy empezando a agasajarme
con mi propio estado de pánico
la apago y me pongo a escuchar
un podcast motivacional.
Una chica de voz serena
nos habla de las oportunidades
que nos regala esta cuarentena
"podemos hacer eso que siempre soñamos"
aprender a tocar el Ukelele,
escribir una novela autobiográfica,
pintar la casa, hacer manualidades, aprender origami
o producir nuestra primera canción de trap.
Una risa nerviosa se le escapa a la locutora
esa risa dice mucho más que sus palabras
la ansiedad se transmite por el micrófono
y llega a mi parlante
ahora me siento mucho más tranquilo.
21 de marzo
A ver
me quedan dos tucas
una
a dos tercios
de su tamaño original
y la otra re astilla.
Pienso en Lenin
mientras cálculo
la mejor forma de racionamiento
no llego a conclusiones significativas
me queda una tuca.
22 de marzo
Hoy practiqué yoga
como tres horas seguidas.
En el momento de la meditación
vi una luz blanca
y les juro que estuve a punto
de sumergirme en ella
pero en vez de eso
hice un Instagram Live.
Pude ver todas las conspiraciones juntas
el control estatal justificado
la guerra económica
el darwinismo social
por un momento
, incluso,
me dí cuenta
que no éramos el centro del mundo
que el planeta para limpiarse
necesitaba menos humanos
y lloré.
El Live tuvo un pico de cuatro espectadores.
Cuando terminé
me fui a la cama, apague las luces
y me masturbé con lágrimas en los ojos.
De fondo quedaron las noticias
pero yo estaba contento
porque había dejado de escucharlas.